¿SABES DE QUÉ SE ARREPIENTEN EL 90% DE LAS PERSONAS, JUSTO ANTES DE MORIR?
No de lo que hicieron.
Se arrepienten de lo que
no se atrevieron a hacer.
Bronnie Ware pasó 8 años acompañando a personas en sus últimos días de vida.
Era enfermera de cuidados paliativos en Australia y después de cientos de conversaciones con gente que ya no tenía tiempo para mentirse a sí misma, se encontró con un patrón demoledor.
El arrepentimiento número uno, el que repetían una y otra vez:
"Me hubiera gustado tener el coraje de vivir una vida auténtica, no la que los demás esperaban de mí, sino la que realmente yo querría habe vivido”
Gente de 70, 80, 90 años.
Con matrimonios, hijos, carreras, casas pagadas...
Y ahí estaban, llorando por la vida que nunca se atrevieron a vivir.
Fíjate que no lloraban por sus errores ni por las veces que metieron la pata.
Lloraban por todos los “no me atrevo” que los mantuvieron viviendo al 40% durante décadas.
Pero no quiero que pienses que esto es sólo una anécdota inspiradora.
Un estudio de Cornell University (2018) con 1.200 participantes lo confirma:
Las personas se arrepienten 6 veces más de las oportunidades que dejaron pasar que de los errores cometidos.
Y la razón por la que dejas pasar oportunidades no es falta de capacidad.
Es que algo invisible te está frenando.
Sabes perfectamente que tienes lo que necesitas.
El problema es que tu cerebro aún no se ha enterado.
La pregunta es: ¿qué programa mental te está impidiendo dar el siguiente paso?
Cuando quieres decir algo importante pero tu voz se apaga.
Cuando sabes que deberías poner ese límite pero te tragas las palabras.
Cuando tienes una idea brillante pero “¿quién soy yo para...?”
Cuando todo va bien y de repente encuentras la forma de sabotearlo.
Cuando has conseguido tanto y aún así no te sientes suficiente.
Cuando por fin quieres dejar de vivir al 40%.
La cuestión es...
¿Estás viviendo la vida que quieres?
¿O estás repitiendo patrones que instalaste hace 30 años para sobrevivir y que hoy te están ahogando?
Si quieres confiar en ti de verdad -sin depender de la validación externa, sin repetir los mismos patrones, sin sabotearte justo cuando las cosas van bien- suscríbete a Neurotransfórmate.
Es mi espacio privado donde comparto las reflexiones y perspectivas que no comparto en ningún otro sitio.
Y sí, también te voy a hablar de mis programas cuando tenga sentido.
Para personas que ya han conseguido mucho... pero saben que se están frenando.
Tu cerebro puede cambiar.
Pero tienes que estar dispuesta a mirarte de verdad.
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Hace unos meses me escribió una fisio.
Llevaba 9 años trabajando, especializada en suelo pélvico.
Consulta propia, buenos resultados con sus pacientes.
Una compañera que tenía un centro más grande le propuso: “Oye, ¿por qué no organizamos una formación aquí? Tengo un equipo de fisios que necesitan actualizarse en suelo pélvico y tú controlas un montón, y podríamos abrirlo a que se apuntaran más compañeros”.
Ella dijo que sí. Claro. “Sí, genial, lo hablamos.”
Pero pasaron dos meses.
Y cada vez que su compañera le preguntaba ¿cuándo lo hacemos?, ella encontraba una excusa.
“Es que ahora tengo mucho lío…”, “déjame que le de una vuelta a toda la bibliografía actualizada..”, “mejor en unos meses, cuando termine un curso online que estoy haciendo…".
Hasta que su compañera le preguntó directamente: “¿No quieres hacerlo? Dímelo y ya está.”
Y ahí se derrumbó.
“Es que no estoy preparada del todo. En realidad tampoco sé tanto y si me hacen preguntas que no sé responder y si algo que no es 100% correcto, ¿qué? No puedo permitirme quedar mal. Prefiero no hacerlo.”
Su compañera la miró alucinando: “¿En serio? Llevas 9 años con esto, tienes casos que yo no sabría ni por dónde coger.
¿De qué hablas?”
Pero ella no podía evitarlo.
Se sentía exactamente como cuando tenía 9 años y llegaba a casa con un 8.
Su padre ni la miraba: “¿Un 8? ¿Y por qué no un 10? con tu capacidad, un 8 no me vale, si no lo vas a hacer en condiciones, mejor no lo hagas”.
¿El problema?
Que 30 años después, su cerebro seguía con la misma regla. (lo que llamo Programa Matrix inconsciente).
Si no lo haces perfecto, no lo hagas.
Un 8 no es suficiente.
Tú no eres suficiente.
Cuatro meses después dio la formación.
No fue perfecta.
Se le olvidó mencionar un protocolo.
Una fisio le hizo una pregunta que no supo responder en el momento.
Pero lo hizo.
Y al final, 3 compañeras le pidieron material para seguir aprendiendo y dos le preguntaron si podía repetir la formación en sus centros.
Lo importante no fue la formación.
Fue el momento en que su cerebro entendió que no tenía que ser perfecta para ser buena.
Que un 8 también valía. Que ella ya era suficiente.
¿Y tú?
¿Cuántas veces no has hecho algo porque “no estabas suficientemente preparada”?
¿Cuántas veces has rechazado oportunidades esperando estar “perfecta”?
¿Cuánto has conseguido ya... y aún así sientes que nunca es suficiente?
Si aún crees que la autoconfianza es quererte más o “pensar en positivo”...
Tengo que decirte algo: estás usando herramientas del siglo pasado para un cerebro que necesita una actualización.
De hecho, tiene más actualizaciones pendientes que un móvil del 2012.
Puedes tener talento, experiencia, formación...
Pero si tu cerebro sigue funcionando con programas de cuando tenías 7 años, te quedas atascada.
Y lo peor es que ni siquiera te das cuenta de que no eres tú quien decide.
Es esa niña interior asustada la que sigue al volante.
HAY ALGO QUE NADIE TE DICE
SOBRE LA FALTA DE CONFIANZA
Hay algo que nadie te dice sobre la falta de confianza.
No es que seas insegura. No es que vengas defectuosa de fábrica y hayas nacido “así”.
Es que tu cerebro está ejecutando programas mentales que se instalaron hace 20, 30, 40 años.
Programas que en su momento te salvaron la vida, pero que hoy te la están limitando.
Cuando eras pequeña, tu cerebro era como una esponja.
Absorbía todo: las críticas de tu padre, o la falta de empatía de tu madre, las comparaciones con tu hermana, la burla en el colegio.
Y con cada experiencia dolorosa, tu cerebro infantil tomaba decisiones:
“Si destaco, me atacan” → Mejor pasar desapercibida.
“Si pido, molesto” → Mejor no necesitar nada.
“Si confío, me fallan” → Mejor controlarlo todo.
Esas decisiones se convirtieron en programas automáticos.
En autopistas neuronales que tu cerebro recorre sin que tú te des cuenta.
Por eso hoy, a tus 35, 40, 50 años:
Te tragas las palabras en reuniones importantes (programa: no molestes).
Rechazas oportunidades que mereces (programa: no eres suficiente).
Has conseguido tanto y aún así no te lo crees (programa: tienes que hacerlo mejor).
Trabajas hasta reventarte (programa: tu valor depende de lo que produces).
Te saboteas justo cuando las cosas van bien (programa: el éxito es peligroso).
Y lo peor es que crees que eres TÚ.
Que eres así.
Que no puedes cambiar.
Mentira.
No eres tú.
Es tu programación.
Y toda programación se puede actualizar.
Pero no todo va a ser malo .
Tu cerebro puede cambiar.
Se llama neuroplasticidad y es el descubrimiento más esperanzador de las últimas dos décadas:
Tu cerebro puede crear nuevas conexiones neuronales a cualquier edad.
Tus programas mentales son como autopistas en tu cerebro.
Caminos que has recorrido tantas veces que ya ni te das cuenta de que los estás siguiendo.
“No soy suficiente”→ Autopista de 8 carriles que recorres automáticamente desde hace 25 años.
Pero puedes construir nuevas carreteras.
Cada vez que eliges conscientemente una respuesta diferente, empiezas a crear un nuevo camino neuronal.
Al principio es solo hierba aplastada.
Pero con repetición + emoción + consciencia, se convierte en tu nueva autopista.
Y las viejas carreteras se acaban deteriorando.
Cuando dejas de usarlas, la hierba empieza a crecer sobre ellas.
No desaparecen (por eso en momentos de estrés extremo vuelves al programa antiguo).
Pero dejan de ser tu ruta por defecto.
¿Qué significa esto para ti?
Que no estás condenada a repetir los mismos patrones el resto de tu vida.
Que tu niña de 7 años no tiene por qué seguir al volante.
Que puedes enseñarle a tu cerebro que es seguro confiar, brillar, pedir, mostrarte de verdad.
Que la autoconfianza no es un rasgo de personalidad.
Es una actualización del sistema operativo.
Pero aquí está el truco:
No puedes actualizar un programa que no ves.
No puedes cambiar un patrón que tu mente inconsciente está ejecutando en piloto automático.
Primero tienes que hacerlo consciente.
Primero tienes que saber QUÉ programa está es el que está tomando las riendas de tu vida.
Y ahí es donde entra el Test de Programas Matrix.
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SEAMOS HONESTAS DESDE EL PRINCIPIO,
ESTO NO ES PARA TODO EL MUNDO
Si buscas:
❌ Una píldora mágica que te cambie la vida en 7 días
❌ Frases motivacionales que te suban el ánimo y se evaporen en 3 horas
❌ Alguien que te diga que no es tu responsabilidad cambiar
❌ Contenido gratuito infinito sin compromiso real contigo misma
Esto no es para ti.
Y está bien. No pasa nada. Hay mil opciones ahí fuera.
Esto es para ti si:
✓ Ya has conseguido mucho... pero sabes que te estás frenando
✓ Estás cansada de ser tu propia enemiga
✓ Ya no te crees tus propias excusas
✓ Entiendes que nadie va a venir a salvarte
✓ Estás dispuesta a mirarte de verdad
✓ Quieres dar el siguiente paso, no repetir lo que ya sabes
Y sobre todo:
✓ Ya no quieres que una niña de 7 años siga tomando las decisiones más importantes de tu vida adulta.
La reprogramación no es cómoda.
Vas a sentir. Vas a removerte. Igual incluso vas a llorar.
Porque mirarse de verdad no es bonito al principio.
Es como cuando te quitan una venda de una herida: duele, pero es la única forma de que cure de verdad.
Y lo mejor de todo es que al otro lado está la versión de ti que siempre has sido.
Sin el freno de mano puesto.
Sin programas obsoletos dirigiendo tu vida.
Sin miedo a brillar al 100%.
Solo tú, en tu potencia completa.
QUIÉN SOY YO PARA DECIRTE TODO ESTO
Claro, tendrás que saber quién está detrás.
Te voy a hablar de mí , no de mi currículum.
Soy Sonia Ruiz.
Psicóloga desde hace 25 años.
Más de 3.000 personas en consulta.
Creadora del método NTE (Neurotransformación Emocional).
Pero eso no es lo importante.
Lo importante es que durante 20 de esos 25 años, tuve todo controlado por fuera.
Era la profesional segura, la que ayudaba a otros, la que sabía lo que hacía.
Pero por dentro me frenaba constantemente.
Rechazaba oportunidades que me daban vértigo.
No me atrevía a dar pasos más grandes aunque sabía que podía.
Veía a otros profesionales crecer y yo seguía en mi zona segura.
Por fuera era una psicóloga con experiencia y consulta llena.
Pero por dentro era alguien que se autolimitaba sin entender por qué.
Mi programa era “si sales de tu consulta y no lo haces perfecto, te vas a estrellar”.
Instalado cuando era pequeña y aprendí
que arriesgarme a cosas nuevas era peligroso si no salían bien.
Décadas después, ese mismo programa seguía ejecutándose.
Consulta llena, más pacientes de lo que podía atender, todo bajo control.
Pero crear programas grupales me daba vértigo.
Salir al mundo online me parecía demasiado expuesto.
Dar formaciones a otros profesionales... “¿yo? ¿enseñar a otros psicólogos?”
Mostrarme en redes... ni hablar. Demasiada visibilidad.
Todo lo que implicaba salir de mi consulta segura me bloqueaba.
Hasta que me di cuenta de la sensación de vacío
que tenía (y también de cabreo interno, la verdad).
Y entonces entendí que no me faltaba capacidad
para tener proyectos más ambiciosos, es que me
aterrorizaba salir de mi zona de confort terror y no me
salía perfecto, todo se derrumbaría.
(¿te cuento un secreto? nada se derrumbó,
todo lo contrario, ahí empezó mi propia reprogramación).
Empecé a crear talleres online, formaciones a psicólogos
basadas en mi conocimiento y mi experiencia ,
sobre niña interior, heridas de apego, dependencia emocional
y mentoría a emprendedores que no se atrevían
a confiar en sí mismos a la hora de crecer profesionalmente.
Incluso construi mi propio modelo terapéutico basado
en la neurociencia y el apego:
la Neurotransformación emocional NTE,
con formaciones también a profesionales
de la salud mental que quieran integrar el método en su práctica clínica.
Porque esto que te estoy contando no solo sirve para ti: sirve para que puedas ayudar a tus pacientes a identificar y reprogramar sus propios patrones limitantes.
Y tengo mi misión muy clara:
Que ninguna persona más tenga que llegar al final de su vida llorando por lo que no se atrevió a vivir.
Que ningún profesional brillante siga creyendo que viene defectuoso de fábrica.
Que nadie más viva al 40% por programas mentales que ni siquiera eligió.
Soy alguien que estuvo donde tú estás. Que entendió cómo funciona el cerebro.
Y que puede enseñarte a reprogramar el tuyo porque ya reprogramó el suyo propio.
NEUROTRANSFÓRMATE, EL ESPACIO
DONDE HABLO EN SERIO
Mira, Instagram está bien para inspiración rápida.
Pero el trabajo real de mirarte a ti misma ocurre en otro lugar.
Mi newsletter Neurotransfórmate es mi espacio privado más auténtico.
Es el lugar donde comparto las reflexiones y perspectivas que no me apetece compartir en ningún otro sitio.
Es para personas que:
→ Ya han conseguido mucho pero saben que se están frenando
→ No buscan más herramientas sino más profundidad
→ Quieren mirarse de verdad, no seguir acumulando información
→ Entienden que el crecimiento real a veces incomoda
→ Están listas para conversaciones honestas sobre lo que nadie más dice
No te prometo emails diarios
No te prometo 47 plantillas descargables
No prometo hacks rápidos.
Pero sí te prometo que voy a compartir muy generosamente
Las reflexiones que me ayudaron a mí.
Las preguntas que deberías hacerte.
Los patrones que veo una y otra vez en consulta.
Las conversaciones que necesitas tener contigo misma.
Muchas personas me escriben diciendo que es el único email que leen completo.
Algunas lloran.
Otras se reconocen por primera vez.
Y sí, también te voy a hablar de mis programas y formaciones cuando tenga sentido.
Porque los tengo.
Porque funcionan.
Porque hay personas que necesitan más que emails.
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TIENES DOS OPCIONES AHORA MISMO
Opción A:
Cierras esta página y vuelves a tu vida.
Sigues con los mismos patrones.
Otros 5 años diciéndote “el año que viene lo hago”.
Otros 5 años viendo cómo otros se atreven mientras tú te quedas con el “¿y si...?”
Hasta que un día te despiertas con 70 años y eres tú la que se está lamentando por la vida que no viviste.
Opción B:
Haces el Test de Programas Matrix.
5 minutos para descubrir qué lleva dirigiendo tu vida durante décadas.
Te unes a Neurotransfórmate y empiezas a recibir las reflexiones que te ayudarán a mirarte de verdad.
Y en 3, 6, 12 meses miras atrás y piensas: “No puedo creer que viví tanto tiempo con el freno puesto”.
Por supuesto, es una decisión tuya y si has llegado hasta aquí, ya sabes lo que necesitas hacer.
Tu niña interior tiene miedo.
Es normal.
Pero tu adulta sabe que es hora.
El Test de Programas Matrix es una herramienta basada en neurociencia y psicología profunda que identifica:
✓ Tu programa mental dominante (el que controla el 80% de tus decisiones)
✓ La herida emocional primaria que lo instaló
✓ Tu patrón específico de autosabotaje
✓ El punto exacto por donde empezar a reprogramarte
5 minutos que pueden explicar 30 años de patrones.
Y cuando termines el test, quedarás suscrita a Neurotransfórmate.
(si luego te quieres desuscribir, eso ya es cosa tuya)
Bronnie Ware dice que el momento más doloroso no era cuando sus pacientes morían.
Era cuando se daban cuenta de que siempre tuvieron elección... y eligieron el miedo.
No dejes que esa seas tú.
No dejes que dentro de 20, 30, 40 años estés llorando por lo que no te atreviste a hacer.
Por las palabras que no dijiste, por los límites que no pusiste y por la vida que no viviste.
Por brillar al 40% cuando podías haber brillado al 100%.
Tu cerebro puede cambiar y tus programas mentales se pueden actualizar.
Tu niña interior puede sanar, pero nadie va a hacerlo por ti.
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PD: Esa vocecita que te está diciendo ahora mismo “no lo necesitas” o “ya lo harás luego”, esa es EXACTAMENTE la voz de tu programa mental tratando de mantenerte en la zona de confort.
Tu niña interior tiene miedo al cambio, pero tu adulta sabe que quedarte igual también da miedo.
Elige.
PD: Dentro del primer email después del test, te cuento algo que Bronnie Ware descubrió pero que casi nadie conoce: La diferencia entre las personas que llegaron al final de su vida en paz... y las que llegaron llenas de arrepentimiento.
Y no era el dinero, ni el éxito, ni la suerte.
Era una sola decisión que tomaron décadas antes.
Una última cosa...
He acompañado a más de 3.000 personas en este proceso y hay algo que he visto una y otra vez: Las personas no se arrepienten de haber intentado cambiar, se arrepienten de haber esperado tanto para hacerlo.
“Ojalá lo hubiera hecho 10 años antes”, me dicen. “Me habría ahorrado una década innecesaria.”
Ahí lo dejo.
www.soniaruizpsicologa.com